domingo, 2 de marzo de 2014

EL VALOR DE LA AMISTAD


Cuando uno se da cuenta de la cantidad de amigos que tiene... ¡qué felicidad tan grande Dios mío!
En el día de ayer, casi 50 amigos y hermanos, con los que he compartido toda mi trayectoria cofrade, me sorprendieron en una maravillosa encerrona, y me obsequiaron el mejor de los regalos que puede recibir un pregonero: el cariño de los suyos hecho pastas de pregón.
Aunque estos días me encuentro dándole a la pluma a todas horas y estoy "entrenado", hoy no encuentro suficientes palabras para agradecer todo lo que me distéis ayer.
Quisiera abrazaros a todos antes de ponerme delante del atril y gritar todos juntos un ¡Viva la Virgen del Prado!, pues no cabe duda que la Morena ha unido nuestras vidas en esta bendita locura de las Cofradías.
Quiero agradecer especialmente el esfuerzo realizado a los que han organizado el evento de una manera tan brillante y tan secreta, a los que han venido desde muy lejos, haciendo un largo viaje e incluso embarcando en éste a su familia para poder estar ayer conmigo, y por supuesto, a los que hace muchos años compartimos sueños y desvelos y hoy nuestras cofradías nos han llevado por distintos derroteros... ayer hicisteis alarde de AMISTAD, por encima de cualquier otra cosa.
Es de justicia también agradecer a mis incondicionales amigos no cofrades, que por compartir un rato conmigo se han comido horas y horas de Casa Hermandad. Ellos sabes quiénes son...
Y por último, no se me puede olvidar mi esposa, sin la que todo esto no habría sido posible.
Ya sólo queda el pregón. La responsabilidad es gigante, pues habéis depositado sobre mi palabra vuestras emociones, y no sé si estaré a la altura. Lo que si os puedo asegurar es que me dejaré el alma en ello.
Amigos, hermanos: NOS VEMOS EN EL QUIJANO.

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