viernes, 2 de marzo de 2012

MADRE ANGELITA

Yo la llamo Madre Angelita... porque me recuerda a mi madre. Ángela Guerrero González vino al mundo el día del Señor del 30 de Enero de 1846 en la Tierra de María Santísma. La Santa hispalense fue nacida en el seno de una familia sencilla y pobre, secillez y pobreza que practicó hasta sus últimas consecuencias mientras vivió, y aún sus discípulas y herederas lo siguen haciendo hay en día.
Como consecuencia de la falta de recursos propia de una familia tan humilde, apenas tuvo ocasión de aprender a leer y a escribir, y pasó su juventud trabajando de zapatera en un taller de calzado. Doña Antonio Maldonado, dueña que fue, a la sazón, de dicho taller, estaba encantada con ella porque "hacía rezar el Rosario, y con ellos las demás rendían más que antes".
En 1865 una tarrible epidemia de cólera azotó Sevilla, castigando sobre todo a las familias pobres de los llamados "corrales e vecindad". La joven, por cuyo rostro habían pasado escasas diecinueve primaveras, decide volvar sus esfuerzos y sacrificar su tiempo por ayudar a aquellos desgraciados, ese mismo año, pone en conocimiento de su confesor, el Padre Torres, su voluntad irrevocable de "meterse a monja".
Aunque inicialmente no le fue permitido su ingreso en las Carmelitas Descalzas del barrio sevillano de Santa Cruz, debido a la sospecha de no poder soportar su cuerpo menudo y débil, los duros menesteres del convento, finalmente fue aceptada en las Hermanas de la Caridad, donde dio sus primeros pasos con el hábito ya enfundado.
Tras una larga época de trabajo y meditación fueron gestándose en Ángela dos ideas que marcarían para siempre su existencia, y la de las hermanas que hoy le suceden. "Hay que hacerse pobre entre los pobres" fue su primer y feliz pensamiento. Con la convicción de que, para ayudar a los desfavorecidos era necesario "clavarse con Jesús en la Cruz", más que cargar con ella, llegó también el convencimiento de que era necesario fundar su propia Compañía.
Un año más tarde, en 1876, Madre Angelita y tres hermanas más, consiguen la aporbación de Roma... y su obra no tendrá fin.
Su dedicación a los pobres entre los pobres llega a todos los confines de Andalucía, a lagunas zonas de Extremadura, y afortunadamente, a algunos más cercanos a nuestra tierra. A Ciudad Real arriban las Hermanas de la Cruz en 1954 con la sagrada voluntad de tratar a los pobres como señores, y a los paupérrimos como reyes, y así lo siguen haciendo hasta hoy.
Como si de "avituallamiento moral" se tratase, ellas, nuestras Hermanitas de la Cruz, salen cada Madrugada del Viernes Santo a recibir al Señor y a cantarle como no hay Ángeles en el Cielo que canten igual "Sube el Nazareno".
Qué sería de nosotros, los hombres, sin vosotras, las Santas. Cuántas tristezas habreis sofocado y cuántos corazones habréis calmado con vuestras pobres y humildes manos de caridad. Que Dios conserve vuestra vocación y vuestra voluntad de servir para siempre, porque sin vosotras, hermanas, el mundo sería peor.
"No ser, no querer ser, pisotear el yo, enterrarlo si posible fuera..." Esas fueron las últimas palabras de Madre Angelita, quien dejó de hablar un año antes de marcharse para siempre. A las tres menos veinte de la madrugada del dos de marzo de 1932, su vida hecha dulzura se apagó, aunque su luz, irreductible e inapagable faro, iluminará nuestras almas mentras quede una sola pareja de pardos hábitos en nuestra ciudad.
Yo soy de los que piensa que las buenas personas permanecen más allá de la muerte corporal. Y por eso, y por muchas otras cosas, veo a Madre Angelita todas las Madrugadas en alguna esquina del Convento de la Plazuela de Santiago, esperando a su cofradía a su Cristo, con el que quiso clavarse en vida y al que servirá mientras haya un ápice de piadoso aliento en sus dignísimas sucesoras.
Hace algo menos de una semana estuve con ellas en su convento. Fui con intención de invitarlas al pregón, pues nunca las ví en ninguno, y pienso de veras que el enorme ejemplo que nos dan todos los días con su callada labor, con su infinita austeridad, y con la mayor de las caridades, que es la de quien da sin tener nada, y lo más importante, sin esperar nada a cambio, bien merece un puesto de honor entre todos ustedes.
Empero, la prudencia y el anonimato de nuestras hermanas sevillanas va más allá de lo imaginable, y me dijeron con todo el dolor de sus corazones que no podían venir, pues lo tienen completamente prohibido.
Uno, que es baturro de nacimiento y terco como nadie, acaba de leerles el pregón hace escasas dos horas, y viene con una paz, que no hay tila que la iguale...


Sombras moradas y blancas

la pasada Madrugada

salieron cien nazarenos...

...con la tardanza obligada


Tardaron más de una hora

en cruzar la calle Lanza

pues otros cortejos pasaron

cortejos de música y banda


La seriedad de la noche

tan austera como esperada

estuvo a tris de romperse

por una mala pasada


Un año de muchos desvelos

de planes de gran madrugada

de saetas de buenos amigos

y luces bien apagadas


Sin embargo, apretamos los dientes

y con chicotás mu largas

"hay que seguir valientes"

ganamos la Madrugada


Ganamos minutos al tiempo

pa no llegar tarde a la cita

y bien, pero sin aliento

llegamos a las monjitas


Monjitas de hábitos pardos

hermanas de gran corazón

que todas las Madrugadas

esperan con ansia al Señor


Afinan sus dulces canciones

nerviosas esperan a Dios

que viene Dios caminando

y camina... ¡como hay Dios!


Y llega la Cruz de Guía

con toda su austeridad

y detrás, mi cofradía

pregonando la Verdad


Cien capirotes blancos

blaco puro de azahar

y algunos amrillentos

color propio de la edad


Se está anunciando la Gloria

por Terreras mi Hermandad

y se repite la historia

de todas las Madrugás


Las hermanas en la puerta

Y madre asomada está

por una ventana abierta

de una monja despistá


Y a nuestra Madre Angelita

que alegre esperando está

inpacientes hermanitas

le preguntan sin cesar


¿cómo vienen los ciriales?

¿cuántos nazarenos van?

¿se ve ya la Cruz de Guía?

¿se asoma por Norte ya?


No preocuparse hermanas

que ya huele a Madrugá

que huele a incienso, a cera

la Cruz de Guía... está


Y detrás cien nazarenos

con su túnica morá

y seis ciriales de arte

¡por favor!, ¡qué seriedad!


Y rematando la faena

tocado con un costal

un costalero llorando

viendo a Dios caminar


¡No preocuparse hermanas!

que ya os podeis asomar

y cantarle al Nazareno

como cada Madrugá


Estracto del XI PREGÓN DE LA HERMANDAD DEL NAZARENO. AÑO 2009



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