jueves, 18 de abril de 2013

MI SEMANA SANTA (III)

El Viernes de Dolores suele ser un día de reencuentros de tradiciones y de amigos. Es un día entre lo que va a venir y la novedad, entre los que sueñan con un domingo de ramos manchego y los que preparan las maletas para ir a la querida y cofrade Sevilla.
Pero ante todo es el día del Barrio del Perchel y de su Dolorosa.

El mal tiempo hacía presagiar lo que estaba a punto de ocurrir. Otra suspenión, otra hermandad que no podía mostrarnos su buen hacer.

Y había que estar en el Guardapasos. Que pena que una hermandad tan antigua no pueda recogerse y rezar en una Iglesia. Son cosas de nuestra Semana Santa que sigo sin entender. La Virgen Perchelera estaba preciosa luciendo un nuevo estilo con su diadema en lugar de corona y flanqueada por esos doce nuevos apóstoles que son sus nuevos doce varales que con tanto esfuerzo y tanto gusto  ha adquirido su hermandad.



La lluvia no empañó el reencuentro con amigos que trabajan fuera y siempre están en S. Santa, en especial mi gran amigo y cofrade SAULO o CARLOS BLANCO al que el año que viene veremos el Viernes de Dolores con su retoño camino del Perchel.

Recuerdo especialmente esos Viernes de Doloes cuando tras el paso de la Viergen Perchelera se formaba una bulla cofrade en el Bar LAS PALMERAS regentado por el gran Juanjo Laín. Que tiempos aquellos.

Con la pena en el bolsillo volvimos a casa para esperar que las previsiones se cumplieran y el Domingo de Ramos pudiésemos disfrutar de las primeras cofradías en la calle.

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